Energía y descanso: Un camino hacia el equilibrio

En esta entrada, comparto mi experiencia personal sobre la lucha entre la energía y la necesidad de descansar. A medida que navego por un período activo en mi vida, reflexiono sobre la importancia de tomar pausas, no solo para cuidar de mi salud, sino también para encontrar claridad en mis proyectos. Acompáñame en este viaje de auto descubrimiento, donde aprender a equilibrar la productividad con el descanso se convierte en una lección vital para avanzar.

Patxi

3/11/20252 min leer

Vivimos en una sociedad que a menudo celebra la productividad y la actividad constante. Para aquellos de nosotros que lidiamos con el TDAH no diagnosticado, este ritmo a veces se convierte en una montaña rusa emocional. Quienes me conocen bien lo saben: mi energía puede ser contagiosa, pero también hay días en los que me enfrento a un desafío diferente, un desafío que me invita a aprender a detenerme.

Recientemente, he entrado en un período muy activo en mi vida. Cada día está lleno de proyectos, escaladas y entrenamientos que me motivan. Sin embargo, junto a esta energía vibrante, también siento el inevitable regreso de los días de pausa. Aquellos días en los que debo parar, no solo para descansar, sino para cuidar de mi salud.

No equipar, no escalar, no entrenar. La idea de frenar puede sentirse como una traición a mi espíritu competitivo y mi deseo de avanzar. Pero a medida que he ido reflexionando, he comprendido que estos momentos de descanso son esenciales, no solo para recuperar mi cuerpo, sino también para encontrar claridad y enfoque en mis proyectos.

En esos días, el silencio puede ser abrumador. La mente que normalmente nunca se detiene de repente se sienta sola, con un torrente de pensamientos y emociones. La lucha entre la necesidad de actuar y la obligación de descansar se vuelve palpable. Pero, ¿y si en lugar de temer a estos momentos de pausa, aprendiera a verlos como oportunidades?

Tomar un descanso no significa rendirse; es un acto de fuerza y autoconocimiento. En esos días de inactividad, me doy el permiso de reevaluar mis metas, de conectarme conmigo mismo y, tal vez, de redescubrir la pasión que impulsa todo lo que hago.

Cada vez que me veo obligado a parar, me recuerdo que mi viaje no es una carrera de velocidad, sino una travesía en la que aprender a equilibrar la energía con la pausa es fundamental. Al final, cada proyecto merece mi mejor versión, y eso implica cuidar tanto de mi cuerpo como de mi mente.

Así que, a todos los que comparten esta lucha o se sienten atrapados en la necesidad de estar siempre en movimiento, les digo: tómense esos momentos de descanso. Reflexionen, respiren y recuerden que la pausa es parte del proceso. Cada día es una nueva oportunidad para empezar de nuevo, incluso si eso significa detenerse por un momento.